En este artículo te vamos a detallar los pasos para que pongas tu bicicleta a punto y puedas empezar a disfrutar del pedaleo y todos sus beneficios. ¡No lo dudes y ponte en marcha!
Tras un tiempo sin coger tu bicicleta, llega el momento en el que por fin te decides a volver a pedalear. Estás preparado y te diriges al trastero donde recuerdas haberla dejado meses atrás y…¡Sorpresa! Te das cuenta de que no está lista para empezar a rodar o al hacerlo te encuentras con una serie de ruidos y sensaciones nada agradables.
En efecto, tu bicicleta no está preparada por la falta de atención que ha recibido recientemente. Pero no te preocupes, ya que ponerla a punto es posible con unos sencillos pasos.
Para llevarlos a cabo, necesitarás productos específicos de limpieza y mantenimiento, herramientas y recambios. Por ello, te recomendamos nuestra amplia gama de productos Dirt Out que te ayudarán en todo lo necesario para el cuidado de tu bicicleta.
¿Quieres descubrir los pasos? ¡Vamos con ellos!
1. Limpia la bicicleta.
Lo primero que tienes que hacer es limpiar la bicicleta. Al eliminar el polvo y suciedad resultará más fácil identificar posibles daños o ruidos extraños. Además, este paso facilitará mucho los siguientes, ya que para poder llevar a cabo una correcta puesta a punto la bicicleta debe estar limpia.
Para saber cómo hacerlo, visita nuestro artículo que te presenta los productos a utilizar y los pasos a seguir.
2. Revisa las ruedas de la bicicleta.
Una vez limpia la bicicleta, lo siguiente que debes comprobar es el estado de las ruedas, ya que son el punto de contacto con el suelo. Si están completamente vacías, al hincharlas descubrirás si están pinchadas o únicamente han perdido la presión por falta de uso. Para el primer caso, será necesario cambiar la cámara. Para saber cómo hacerlo, te dejamos un vídeo donde los amigos de GCN lo muestran perfectamente. Si por el contrario no se aprecia pinchazo, estás de suerte, bastará con hinchar las ruedas a la presión recomendada por el fabricante que viene en el lateral de la cubierta. Viene dada en bares y en P.S.I, por lo que si tienes una bomba con barómetro podrás medirlo fácilmente. Si no cuentas con ello, asegúrate de que las ruedas queden a una presión adecuada que permita rodar cómodamente. Se puede jugar con la presión en función del terreno, condiciones climáticas como la lluvia…pero siempre es necesario que oscile entre los valores recomendados.
Por otra parte, comprueba que el dibujo de las cubiertas aún permite rodar de forma segura. Si la goma está gastada y el dibujo se ha perdido, debes cambiar los neumáticos para poder rodar de forma segura ya que la bicicleta tiene que tener un buen agarre con el terreno.
Si hace mucho tiempo que no la usas, es importante que quites la cubierta para comprobar que el fondo de llanta no presenta porosidad. Además, si tus ruedas llevan tubeless, ten en cuenta que el líquido caduca y se debe cambiar cada cierto tiempo.
3. Aprieta los tornillos de tu bicicleta.
Los tornillos deben estar apretados pero no en exceso. No es necesario que aprietes todos los tornillos cada vez que quieras poner tu bicicleta a punto, pero sí debes comprobar que no haya ninguno suelto.
Revisa los tornillos de la dirección, del sillín, de los pedales, de la parte frontal...Para esto es muy útil contar con la llave multiherramientas que permite ajustar todos los tornillos todos los tornillos de todas las bicicletas.
Por último, algo muy importante. Tanto si ha sido necesario separar la rueda del cuadro para su manipulación como si no, comprueba siempre al acabar que el nivel de apriete es el correcto y la rueda queda bien ajustada.
4. Revisa los frenos de tu bicicleta
Los frenos son el principal elemento de seguridad de la bicicleta, por lo que tienen que estar en perfecto estado. Existen diferentes tipos de frenos que se pueden clasificar en dos: los que frenan por el roce con la llanta o los que utilizan el disco como sistema de frenado. Se conocen comúnmente como frenos de zapata y frenos de disco.
Para ambos, te puedes encontrar con diferentes tipos de señales que indican que el estado de los frenos no es el correcto. Una de las más comunes son los ruidos extraños o chirridos al frenar. Si te sucede esto, probablemente será porque las pastillas no se encuentran en la posición adecuada o porque el disco va rozando, por lo que tendrás que ajustar su posición. También puede suceder que el freno no esté realizando correctamente su función debido al desgaste. El sistema de frenado debe revisarse y sustituirse cada cierto tiempo para comprobar que funcione correctamente. Si al frenar no notas acción inmediata ni una frenada efectiva, no cojas la bicicleta sin antes cambiar las pastillas del freno de disco o las zapatas.
Un problema muy común en bicicletas que llevan tiempo sin contar con un mantenimiento adecuado es que los brazos de freno no vuelven a su posición inicial tras la frenada. Se quedan atascados debido a que los resortes han perdido fuerza por la falta de mantenimiento o antigüedad, o a que los frenos no están bien calibrados.
5. Comprueba que el estado de transmisión de tu bicicleta funciona.
El sistema de transmisión es el encargado de que la bicicleta tenga una buena rodada y nos resulte cómodo el pedaleo.
Para su puesta a punto, debes contar con un cepillo, desengrasante, lubricante, grasa y un trapo.
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Primero que todo, limpia la cadena y comprueba que los dientes no presenten un desgaste excesivo que pueda llevar a que se salga con facilidad. Con el trapo y un poco de líquido desengrasante vas girando las bielas para que la cadena corra por encima del papel y poder eliminar así la suciedad y grasa acumulada. Seguidamente, limpia los piñones, platos y roldanas (enlace al artículo de la roldana) con la ayuda del cepillo y el desengrasante.
Una vez llevada a cabo la limpieza, seca para poder acabar de eliminar rastros y comprueba el estado de la cadena. Lo ideal es contar con un medidor de cadenas y así comprobar si se encuentra entre los valores recomendados. Si el medidor indica entre 0,5 y 0,75, renueva la cadena para prevenir averías.
Tras esto, pasamos a la lubricación de los componentes. Es necesario que todos los elementos funcionen con suavidad y para ello debes usar productos específicos. Aplica líquido lubricante tanto en la cadena como en los platos y piñones.
Pasamos a engrasar la cadena. Tal y como se ha procedido para su limpieza, haz rodar la cadena mientras vas aplicando, en este caso, la grasa. Una vez terminado el proceso, seca los excesos de grasa o lubricante que queden en la transmisión.
Por último, un elemento muy importante en el sistema de transmisión es el desviador. Comprueba que está bien alineado y que queda un milímetro por encima del diente más alto del plato grande. Esto hará que la cadena y la chapa no rocen. Fíjate también en que las roldanas del cambio y piñon estén rectas.
Esperamos haberte ayudado para que puedas tener lista tu bicicleta y disfrutar de ella. Recuerda que siempre debes utilizar productos específicos para la puesta a punto y mantenimiento y, ante dudas o necesidad de una atención especializada, debes acudir a un taller de bicicletas.
¡Pon a punto tu bicicleta y empieza a pedalear! #KeepOnCycling
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